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Belseúdas el Maestro de mi Ambición
Fue así como pasaron muchos años y Belseúdas que era el nombre de mi hermano, era mi compañía en mis muchos momentos de soledad, él se había convertido en mi amigo que nunca tuve a pesar de que era mi hermano biológicamente en lo secreto. Cada día que paso aprendía cosas magnificas, la razón por la cual sabia tanto, era porque nuestro Padre fue el relatador de ellas cuando él era muy niño, una vez le pregunte de porque él no creía, porque siempre lo veía de la misma forma, sin prueba de envejecimiento, él me dijo que uno de los castigos que había impuesto nuestro padre sobre él, era la inmortalidad en su edad, para que su castigo fuera eterno, de modo que el ambicionaba hacer muchas cosas que no podía, ya que su cuerpo estaba congelado en su edad, es por eso que me dijo:
-Bonifaz, te daré el secreto para que logres hacer lo que yo no poder hacer, este es un secreto que me trajo condenada por castigo de nuestro padre, pero sé que tú te beneficiaras de él, ya que él no sabe que lo sabrás, esto te hará fuerte, seductor, dominante, temerosos a quienes te odien, te volverás invencible, hazlo tú, porque yo por esta maldición no puedo hacerlo, yo seré tu consejero, tu comentarista, solo escucha siempre mis palabras y veras los resultados.- Belseúdas
- ¿Que es, que puede convertir en lo que dices? - Bonifaz
-Mira tengo una foto de alguien, tú puedes llegar a ser como el, un hombre seductor, conquistador de todos los corazones, las miradas de todos no se despegaran de ti, todos te codiciaran, tendrás a muchos a tus pies, y te convertirás en un ser supremo en la belleza corporal, nadie hoy en día se fija en el corazón, todos buscan lo que ven primeramente con sus ojos, es más te juro que no sufrirás por amor, porque si no haces esto, nadie se fijara en ti, y vivirás triste por el resto de tu vida.- Belseúdas
-Pasaron ya 5 años y mi hermano Belseúdas, ya me había instruido lo suficiente como para tener un cuerpo perfecto, cada día que miraba en el espejo que me traía mi hermano frente a mí, observa la belleza de una perfección que jamás imagine tener, mi cuerpo comenzó a ser codiciados por muchos, hasta aun notaba que alguno de los Albinatarios deseaban no quitar su vista de mí, muchas veces tuve peleas con mi padre, porque él no comprendía la razón por la cual había empezado a tener un cuerpo así, de modo que le preocupaba, pero yo ignoraba sus palabras y desatendía los mandatos de mi madre de dejar de hacer ejercicio continuamente, siempre a las 3 de la madrugada me hallaba hablando con mi hermano, él siempre me decía de lo bello que me veía y de lo mucho que pude avanzar, él decía que tenía una envidia sana de mi cuerpo, ya que el jamás lograría tener un cuerpo como el mío.
-Hermano, creo que debes aumentar tus rutinas, creo que estas bien, pero puedes estar mejor de lo que estas ahora, nunca es tarde para mejorar. - Belseúdas
-Pero, a mí me gusta mucho como tengo ahora mi cuerpo, me siento bien con el así, porque crees que le faltaría más rutinas, si voy muy bien con ellas para mantenerme. - Bonifaz angustiado por lo que dijo su hermano
-Si, yo fuera tú, no me conformaría con lo que tengo, tú tienes un cuerpo posible de lograrlo todo, yo no puedo hacerlo, es más yo se mas que tú en cuanto a cómo mejorar aún más tu cuerpo, ya con esto viste resultados buenos, ahora faltan más resultados mejores, solo confía en mí. - Belseúdas
Pasaron días y cuando hablaba con Belseúdas él me dijo que me veía que mi cuerpo estaba perdiendo musculatura, de modo que trajo su espejo y al verme yo frente de él, note que mi cuerpo había perdido mucha musculatura.
-Bonifaz, te verías más varonil si cargas más pesas de lo normal, mírate tu cuerpo no esta tan bello como antes, no lo ves. -
-Si, si lo veo, tienes razón, ahora intentare esforzarme mucho más. – Bonifaz
-Mi amado y bello hermano, te enseñare como puedes aumentar eso con ciertas sustancias, y con ellos tendrás demasiado dinero, muchos se esfuerzan tanto por tener un cuerpo perfecto, pero con este tipo de químicos se llama Androgennan, veras resultados muy rápidos y obtendrás la musculatura que tanto deseas tener, si expones esto al mundo, esto ayudaran a muchos a lograr el cuerpo que desean, sin esperar demasiado tiempo. –
Haciendo caso a mi hermano, seguí consejo de él, y logre fórmulas para creer la musculatura, y muchas otras fórmulas más que luego las expuse para la venta por todo el mundo, mi padre sorprendido del conocimiento que tuve en cuanto a estas cosas, por momentos se angustio cuando me vio excesivamente musculoso, llorándome junto con mi madre , me dijo estaba ocurriendo conmigo para que me haya convertido en alguien que ellos ya desconocían, sospechando de lo ocurrido, mi padre me llevo hasta donde estaba el Espejo de Escandinavia y me dijo:- Hijo mío mírate en el reflejo ¿A quién ves?-
-Te veo a ti y a mama, pero quien es el. -
-Eres tu hijo, eso es en lo que te has convertido. - Elemias
-no puedo ser yo, mi hermano me mostro otra imagen, tú me estas engañando. –
- ¿Que hermano? - ¿Tú no tienes hermano? - ¿Quién te dijo eso? - Elemias
-Belseúdas, él es el hermano que tu encarcelaste en el suelo de los sublemados.-
-Abelarnis, tú no tienes un hermano, fuiste engañado por un ser sublemista. - Dijo mi mama mientras lloraba
-Hijo, mira en lo que ellos te han convertido, ahora tienes muchas lecciones en tu cuerpo, por causa de sus malignos consejos, por hacerte creer que deber ser más importante que los demás, y ser destacado por el mundo. - Elemias
-En qué demonios me he convertido. – Dije mientras miraba el reflejo
-No pienses que eres mediocre, solo que debes aceptarte como eres, en esas cosas nunca nadie está contento con lo que tiene, ya no vuelvas para ese suelo, esos demonios buscaran la manera de manipularte y destruirte, no caigas en depresión por lo que ocurrió, ahora tendrás que ser curado por los Albinatarios, ellos te aconsejaran mejor que nosotros, pero siempre recuerda que el Egocentrismo siempre trajo desdicha al corazón, no vuelvas a ese suelo, prométeme.- Dijo mi padre llorándome mientras que tocaba mi rostro al estar tirado de espaldas al espejo