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Romeo Adánica Penitencia por Amor
-Con profunda amargura, Adán procuró saber la razón que la había llevado a rebelarse contra el Eterno. Eva, prontamente, comenzó a contarle la fantástica historia de la sabia serpiente. Satanás sabía que esa historia de la serpiente jamás convencería al hombre a comer del fruto del árbol prohibido. Precisaba encontrar una manera sutil de llevarlo a sellar su suerte siguiendo los pasos de su esposa. Teniendo a Eva bajo su poder, resolvió hacer de ella el objeto tentador. Aguardaría el momento oportuno para enlazarlo. En el día en que de él comiereis, ciertamente moriréis. El recuerdo de esta sentencia dejaba a Adán muy afligido. – Adam
-La expectativa de ver a su amada falleciendo en sus brazos, era demasiado para soportar. Esta aflicción, sin embargo, fue disminuyendo, al ver que ella continuaba feliz y cariñosa a su lado, como si ningún mal le hubiese acontecido. Aliviado, Adán volvió a sonreír, correspondiendo a los afectos de su compañera. Se rindió a las más dulces emociones, lejos de saber que era el enemigo quien lo envolvía en aquellos abrazos. En ese momento de embeleso, Eva comenzó a hablarle de su experiencia con la ciencia del bien y del mal. – Daniel
-Le habló de los tesoros de la sabiduría que le habían sido abiertos. En su nuevo reino, viviría muy feliz. Sin embargo, esa felicidad sería incompleta sin la participación de su esposo. Le habló de la imposibilidad de retroceder en sus pasos, e insistió para que él la siguiera. Después de hablarle de su decisión, Eva, con una dulce sonrisa, le extendió las manos conteniendo un fruto, pidiéndole que lo comiese en una demostración de su amor por ella. – Adam
-Con la voz tentadora en sus oídos, Adán se sentó en el césped en profunda reflexión. Su faz se tornó nuevamente pálida y sus manos temblorosas. Temía rebelarse contra el Creador, pero al mismo tiempo comprendía que no conseguiría vivir separado de su compañera, a quién amaba con infinito amor. Eva era carne de su carne, la extensión de su ser. Se sentía angustiado al tener que tomar una decisión tan seria. La palidez del rostro de Adán se reflejó en el semblante de todos los Dandertales al Eterno.
-Oyeron la insinuación del enemigo y percibieron con horror la vacilación del Efimertano. La indecisión de Adán los dejaba desesperados. Si obedeciese él aquella propuesta de Satanás, toda felicidad sería eternamente desterrada. En las decisiones de Adán se hallaba ahora el destino de todo el Universo de Idumea. ¿Atendería él a la solicitud de Satanás? Después de la intensa lucha interna de haber rechazado su principal propuesta.
-Adán miró hacia su compañera; a ella se había unido en promesas de una eterna entrega. No la dejaría sola ahora. Compartiría con ella los resultados de la rebelión. Tomó entonces de las manos de Eva el fruto y mirándolo le dijo: -
-Eva, ahora por haber comido de este fruto serás desterrada, y yo estaré solo en el jardín de Edén. – dijo Adán mientras que le caía una lagrima de un sentimiento que el jamás pensó tener
-A mi parecer, según lo que mis ojos han descubierto, tu lloras, y eso me hace saber que sufres por mí causa, he desobedecido al padre y ahora seré desterrada, y tu estarás solo eternamente en el jardín de Edén. – dijo Eva emitiendo lagrimas
-Entonces Eva, así ha de ser, comeré del fruto, para que pueda yo estar contigo en la vida y en la muerte, y no halla para mi otra quien te reemplace, porque del polvo vinimos y al polvo habremos de volver: - dijo Adán en un gesto precipitado, mientras lo llevo a la boca
-Procurando apagar la voz de su conciencia, que le hablaba de una eterna perdición, Adán se lanzó en los brazos de su esposa, disfrutando el alto precio de su rebelión. Satanás, con gritos de triunfo, dejó el paraíso, la tierra en ese entonces paso de un estado Idumeaico a un Estado caído llamado Edumer. Al saber de la desgracia humana, se unieron en una estruendosa fiesta. Se sentían seguros. Sión ahora les pertenecía por derecho, pudiendo allí establecer un Reino Eterno, jamás siendo molestado por las leyes del Eterno. – Adam