
27
Índole de las Leyes Establecidas por el Albedrío
En caso de que fuese aprobado por las leyes Universales que rigen los Mundos, el nuevo sistema se establecería para siempre; en caso contrario, el dominio retornaría al Creador. Fue así como Lucifer, acompañado por sus huestes, se aproximó arrogante delante de Aquel Padre sufridor, haciéndole tal petición.
El Eterno no era ambicioso, sólo quería el bien para Sus criaturas. Si la ciencia del bien y del mal consistiera realmente en un bien mayor, no se opondría a su implantación, cediendo el trono a sus solicitantes creaciones. Más Él sabía que aquel camino conduciría a la infelicidad y a la muerte. Movido por su amor protector, el Creador desatendió la petición de las huestes rebeldes, que se apartaron enfurecidas, tras el aviso de Miguel quien era la tercera de las primeras creaciones huesticas
Al serles negado el trono de Eurasia, Lucifer y sus huestes comenzaron a acusar al Creador, proclamando ser su gobierno de tiranía. Afirmaban que jamás cedería su Trono a ninguna de sus creaciones, ya que no quería perder su imagen por la arbitrariedad de su corazón.
¿No les había concedido libertad de escoger? ¿Por qué neutralizarla ahora, impidiéndoles poner en práctica un sistema de gobierno superior? Las acusaciones de las huestes rebeldes repercutieron por todo los Reinos, haciendo parecer que el gobierno del Eterno era injusto.
Esto trajo profunda angustia a aquellos que permanecían fieles al reino de la luz. No sabiendo como refutar tales acusaciones, esas criaturas, enmudecidas por el dolor moral, anhelaban el momento en que nuevas revelaciones procedentes del Creador pudiesen aclararles los misterios de ese gran conflicto.
Las acusaciones y blasfemias de las huestes rebeldes alcanzaron el punto culminante cuando el Eterno, en un gesto sorprendente, se levantó de su trono, como pronto a dejarlo y dijo: - Ninguna ley de los Dioses puede omitir el albedrio moral, el hacerlo no conllevaría a nadie a que pudiera escoger por sí mismo la libertad y la vida eterna, o la cautividad y la muerte.
Y la voz del eterno resonó por todos los confines de creación diciendo: - Porque es precioso que haya una oposición en todas las cosas, porque sin ellas no se podrían llevar a efecto la rectitud ni la iniquidad, ni tampoco la santidad, ni la miseria, ni el bien ni el mal. De modo que todas las cosas necesariamente serian un solo conjunto; por tanto, si fuese un solo cuerpo como el que les mostré que tendrían, habrían de permanecer como muerto, no teniendo ni vida ni muerte, ni corrupción ni incorrupción, ni felicidad ni miseria, ni sensibilidad ni insensibilidad. Por lo tanto, los cuerpos que pronto tendrían sobre el Universo de Idumea habrían sido creados en vano, de modo que no habría habido ningún objeto en esa creación que actuara sobre él, y esto, pues esto destruiría mi sabiduría, y mis eternos designios, y mi poder, misericordia y mi justicia
Y si dicen que no hay ley, dicen también que no hay pecado, y si dicen que no hay pecado, también dicen que no hay rectitud. Y si no hay rectitud, no hay felicidad, y si no hay rectitud ni felicidad, tampoco hay castigo ni miseria. Y si estas cosas no existen, yo no existiría. Y si yo no existiría, ustedes no hubiesen sido creados por mí, ni la tierra que es el escabel de sus pies, porque no habría habido creación de cosas ni para actuar ni para que se actúen, por consiguiente, todo esto que ustedes ven ahora se habría desvanecido, siendo toda una ilusión de algo que no existe.