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La Evolución Transcendental de los Altezanos
Anuncios: - Estimados Residentes Bretforianos, Las clases de Mundamentales serán dadas en el Anfiteatro de Ifix Solver, ubicada en la zona Este de Ebel, en el letrado k, y serán guiadas por Ulises Denroe, se solicita también que todos los que conforman el grupo de Eutorinomeo y Frigolas Beisers, estén con anterioridad en el vestidor de Solver
Al estar ya en la sala, comenzaron ellos con la obra teatral titulada “La evolución transcendental de los Altozanos, Ludwis comenzó el relato diciendo:
-La tierra se tornaba extremadamente bella, cual princesa adornada para recibir a su rey y señor. Moviéndose con majestad, Los Eternos bajaron a las glorias del nuevo mundo Idumeaico, dirigiéndose al jardín del Edén, lugar que era semejante al de su trono divino en la morada de los Eternos. Los Dandertales reverentes lo observaban desde “El Estrado de Ayasgola”, lugar donde todas las miradas se concentraban al jardín de Edén, o a cualquier parte del mundo, de modo que los eternos habían descendido para organizar al hombre a su propia imagen, para formarlo a imagen de Dioses, varón y hembra.
Y dijeron los cinco Eternos a quienes se hallaban junto a ellos en su función de Procrimision Idumeaica:- Ustedes serán quienes han de ser los primeros sobre la tierra, haremos que ustedes sean cuerpilizados con un elemental nomiferciano correspondiente de la tierra, y serán ustedes por imagen a nuestros ojos para que nosotros podamos creadizomar erudicariamente con nuestras manos sus cuerpos humanísticos, y le daremos para que tengan sobre el escenario de sus pies, toda hierba que produce semilla que nacerá sobre la faz de toda la tierra, y todo árbol que producirá fruto; sí, les daremos el fruto del árbol que da semilla; esto les será por alimento.
Todos se fascinaban de escuchar las palabras y los actos de los creadores, Satanás y sus seguidores, observaban por las afueras del edén, como los eternos coronarían a los herederos de la tierra, a quienes serían los príncipes de las naciones, los que siguieron a Satanás vieron en ese momento que el Eterno, no demostraba ser tirano, ni egoísta, como para otorgarles coronamiento en “El monte de los puros de corazón” a quienes le siguieron, al ver satanás que eso causo confusión en ellos, dijo que no olvidaran que el mismo fue quien pidió que lo desterraran, y dijo muchas otras cosas más que hizo que muchos volvieran a sentir rechazo hacia él. Los súbditos de la luz se estremecieron ante esa perspectiva que se vislumbraba del estrado de Ayasgola.
Junto a la fuente del río de la vida, el Eterno se arrodilló solemnemente y, con los elementos naturales de la Tierra, comenzó a moldear, con mucho cariño, una criatura especial. Después de algunos instantes, estaba extendido delante de los Eternos, el cuerpo aun sin vida, ahora se hallaba entre ellos el primer hombre de la tierra. El Eterno lo contempló y, después de acariciarle la cara fría y descolorida, le sopló en las vías de la nariz el aliento de vida y el hombre comenzó a vivir.
Como despertando de un sueño, el hombre abrió los ojos y contempló la dulce faz de Su Creador y quienes le acompañaban, que, sonriéndoles, el Eterno se acercó a él y le beso la cara que ahora se hallaba colorida y llena de vida. Se emocionó al oír al Eterno decirle con voz suave y llena de afecto: "¡Mi hijo, mi querido hijo!" Por haber nacido de la tierra, siendo el primer hombre hecho por mis manos, recibirás por nombre Adán, que significa “Hombre” en el idioma de los eternos.
Tomándolo por la mano, el Eterno lo levantó. Sin percibir el escenario de fulgor que lo circundaba, Adán, en un gesto de gratitud por la existencia humanistica que tenía, envolvió al Creador en un tierno abrazo, postrándose en reverente adoración.
Los Dandertales admirados por la grandiosa realización divina, se emocionaban ante el gesto humano de ver a quien era Miguel postrándose en lealtad, haciendo que todos sintieran gozo de ver que las promesas del plan se iban cumpliendo.
Adán, miro a los cielos, a su alrededor, y contemplo las voces de júbilo, el mismo era quien habría de ser el altezano de todo el género espiritual que habría de tener vida en la tierra. Con el corazón lleno de felicidad, Adán se unió a la voz de los Dandertales con un cantico de loor. Su voz, al repercutir por los alrededores floridos, se mezcló al canto de las aves y al mugir de los animales que se aproximaban festivamente.
En un paseo de sorpresas inolvidables, Adán fue concientizado de las bellezas de su hogar. Con admiración, contempló el monte de los puros de corazón, donde brotaba el río de la vida, en una cascada de luz. El glorioso monte yacía coronado por un lindo arco iris. En sus pasos, siguió el curso del río cristalino, que deslizaba sereno en medio de las maravillas del Edén. Se admiraba de los árboles altos que, empapados por la brisa, dejaban colgar de las ramas abundantes flores y frutos. Se inclinaba aquí y allá, atraído por el resplandor de piedras preciosas que por todas partes adornaban el césped.