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Dictamen del Libro de los Estatutos Reglamentarios
Cuando se escuchó el ruido de aquel libro caer a mi escritorio de manera indecorosa, los demás jóvenes de Milùnstad miraban con desagrado el actuar de Azrael, y con sus miradas y dedo índice en su boca decían que se silenciara.
Azrael al ignorar esas reacciones de los demás, comenzó su lectura de aquellos libros que se hallaban sobre su escritorio, y mientras él hacía eso yo leía los índices.
Comencé por leer el primer Capítulo llamado “Carta de Bienvenida a los Neófitos” en ella decía: - Sea bienvenido a Mansion Bretford, una de las mansiones más grandes de toda la humanidad, que posee uno de los mayores conocimientos ocultos de la historia. Es un privilegio para nosotros saber que usted aceptó su Llamado de Cortesía o la invitación directa de los líderes Eclesiásticos. Rogamos que disfrute su periodo de tiempo de 2 años en Bretford, y que logre apreciar los grandes conocimientos que se hayan en él, pedimos que reserve en total secreto las cosas sagradas que aprenderá en este lugar, ya que se le confió estas mismas para su mayor provecho e instrucción.
La segunda hoja contiene un Dictamen del Líder Mancomunado que decía: - Este libro tiene por fin, recordar a los residentes como a los Advenedizos las normativas que se deben de cumplir durante su periodo de estadía se ruegan a los jóvenes cumplan con cada una de las normativas establecidas y también que tengan constante lectura de esta, Firma el Líder Mancomunado.
Luego de leer ello, Azrael dijo que debíamos tener ahora un estudio en conjunto con él, de un pequeño libro de bolsillo llamado Manual de las Directrices Breboraicas, el cual según él eran las normativas de conducta y apariencia que debíamos tener los residentes de Bretford, ya que yo me había olvidado mi Libro dentro de mi portafolios en mi habitación, el solo comenzó a leer lo que en él estaba escrito: -
Introducción, Este manual tiene por finalidad el disciplinar a los jóvenes residentes con las normas y conductas básicas que fueron aprobadas por el Líder Mancomunado y sus ayudantes eclesiásticos .Siga estas normas que le ayudarán a magnificar su conducta, utilice este manual con frecuencia y esfuércese por comprender y vivir los principios y normas que se hayan en él, su Líder Mancomunado o Líder Eclesiástico puede hacer los ajustes necesarios si las circunstancias lo requieren, lleve siempre consigo este manual para recordar el modo de conducta honorable que debe de tener.
En un momento se escuchó el resonar tenue de una campana que procedía de las afueras de Bretford, ese mismo resonar parecía escucharse por todas las Salas que había en la mansión, Azrael cerrando sus libros, se levantó y sacando su credencial me dijo: - Ya es hora de irnos para la capacitación de Evacuación. -
-Lo que acabas de escuchar, se llama “La Campana de Claridas Solfeo” del cual
da anunció a todos que pronto se darán el inicio de todas las clases en el día. – me explico Azrael
En ese instante se escuchó una voz diciendo: - Buenos días Residentes de Bretford, a las 11:30 se dictarán la clase de Plan de Evacuación en la Salón de Gardinal, estas serán Dictadas por Uriel y Gabriel Di Troy, por favor se requiere que puedan estar lo más puntuales posibles, desde ya muchas gracias: - Al finalizar de ello hablaba de la misma forma en otros idiomas
-La que hablo es la esposa de Garid del Matrimonio de Zeudmos Drake. -Azrael
Al entregarle su libro y sacar mi credencial de mi escritorio, seguí a Azrael y a los jóvenes en dirección opuesta al alfombrado rojo del pasillo del que vinimos , vi al finalizar del mismo al llegar; un espacio de espera con una vista de inexplicable lucidez, en el que se dividían en tres direcciones, una de ellas era la continuidad del pasillo que descendía en una imperial escalera que dirige sus pasos hacia un amplio salón de cornisas inferiores, que delimitaban continuamente con antiguas columnas jónicas, por otro lado opuesto a esto, guiaba sus pasos a otros pasillos y suelos que rodeaban esta sala.
Al comenzar a descender lentamente por la escalera Imperial, yo estaba sujeto a aquellos balaustres que en cada descanso reposaban unos estatúales de mujer con una heráldica Bretford en su mano, que a su lado le acompañaba un ángel con dos trompetas en su mano, una con la cual apuntaba a una dirección baja de su espaldar, mientras que con la otra tocaba alarmadamente en señal de un presagio.
Al estar en el medio del salón vi en lo alto de mi cabeza había una enorme claraboya rectangular, que estaba sostenida por pequeñas figuras de rostros masculinos, que eran visibles según la iluminación que ingresaba de las luces que provenía del cielo. Este lugar no se igualaba en lo absoluto a los lugares que yo ya había pasado, ya que su iluminación no depende tanto de las luces eléctricas, como se ha visto en otros lugares dentro de aquí, no había detalle que no se perdiera por el fulgor que emanaba de las afueras.
En ella solo se podían ver la unificación de dos grandes suelos; el Suelo Templario y Albinatario, que se los diferenciaba entre sí por los lujosos estucos y vitrales que tras su claridad ascendiente mostraba sus delimitados suelos.